sábado, 31 de marzo de 2012

¿Existe la envidia sana?

Una de las frases que más "gracia" me hacen es cuando alguien le dice a otra persona... "me das envidia sana...".

En ese preciso instante, es como si debajo de la persona salieran unos subtítulos de traducción simultánea echando por tierra las palabras y reputación del "envidioso sano", fruto quizás de la enfermiza imaginación del oyente y haciéndome recapacitar sobre si realmente existe o no la envidia sana, o por contra... la envidia solamente puede ser "cochina".

Entiendo que alguien pueda "alegrarse por la otra persona"... pero ¿"envidia sana"?  Es como si te dijeran,  "te odio dulcemente"... Señores, que la envidia está recogida como pecado capital por la Santa Católica y Apostólica Inglesia Romana (entre otras...), que estamos hablando de algo serio que no ha de ser tomado a la ligera... hablemos con propiedad, por favor...  ;)

Si se lo dijeran al magnífico protagonista de The big bang theory, Sheldon Cooper, con síndrome de Asperger, seguro que se "cortociruitaría mentalmente" ipso facto ante tan magna incongruencia  :)

Bromas aparte, sabemos que es una forma de hablar... una sobrecarga semántica del lenguaje que entendemos por el contexto (y según quien nos lo diga claro...), pero no deja de ser una muestra de lo paradójicos, complejos, ambiguos (y envidiosos...) que podemos llegar a ser.

Yo, personalmente, prefiero que se "alegren por mi" (están mostrando empatía) a que me "envidien sanamente", porque aunque sea todo muy sano, no sé... siempre puede parecer que corremos el riesgo de vernos en una trama similar a la que se narra en esa gran película que es Seven.

En cualquier caso parece claro que lo ideal sería que nunca sintiéramos envida de ningún tipo por nada, ni por nadie, máxime cuando la primera víctima de la envida, es el propio envidioso (agréguese a discreción adjetivo escatológico si se estima oportuno...). Esto último solamente se puede conseguir cuando aprendemos a valorar lo que tenemos y dejamos de fijarnos en lo que añoramos o anhelamos con excesivo interés.

Por desgracia, aprendemos rápidamente a valorar las cosas cuando dejamos de tenerlas (sobre todo si las perdemos o nos las quitan...), y rara vez valoramos las cosas en su justa medida. Lo que no tenemos suele ser valiosísimo, y lo que tenemos no parece valer tanto... acostumbrados ya a ello y perdida la efímera ilusión inicial por las cosas; sesación ésta última avivada por esta sociedad consumista en la que nos toca vivir y que al final se suele tornar en hastío y/o aburrimiento crónico.

Como dijo Agustín de Hipona (AKA San Agustín):

"No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita"

10 comentarios:

  1. Coincido totalmente, la expresión de "envidia sana" es una contradicción enorme, un especie de parche para ocultar un sentimiento oscuro o simplemente, como tu dices, una manera de ser empático pero abusando del lenguaje...
    Deberíamos procurar ser mas precisos a la hora de hablar. Pienso que muchos problemas se podrían arreglar haciendo un buen uso del lenguaje.

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  2. con el clero hemos topado,sobra palabras,cuando se quieren entender bien lo que nos dicen y de que maneras se reciben bien o mal segun que tipo de personas,pero les digo que la envidia sana existe,la llamen como quieran,digan lo que digan, este o no registrada.saludos

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    1. Quizás lo importante en estas cuestiones, más allá del nombre que se le quiera dar es precisamente la forma, más que el fondo. Y efectivamente captar la idea con la que alguien te dice que le das "envidia sana". No vamos a sentar cátedra sobre la semántica de las expresiones, pero está claro que todos (o la mayoría, la mayor parte de las veces) entendemos cuando alguien se alegra realmente por nosotros, o nos lo dice con la boca pequeña... Un abrazo.

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  3. He tenido oportunidad de comentar con varias personas este tema, y a tenor de los últimos comentarios en el propio blog, me gustaría darle otra vuelta, a ver si llegamos a algo interesante...

    Curiosamente casi todos coincidimos en que sí que existe la "envidia sana", y aunque todos parecemos estar de acuerdo en que quizás el nombre no es el más adecuado todo el mundo entiende el concepto, e intuímos las diferencias fundamentales con la envidia "cochina".

    Cuando tenemos envidia de alguien, básicamente, lo que nos gustaría es poder estar en su lugar. La envidia sana de la que no lo es se diferenciaría por el hecho, de que si realmente es "sana", no nos corroe... no tenemos, por ejemplo, la tentación de pensar que merecemos más que la otra persona aquello que ha recibido y que ha desatado la envidia, nos conformarnos por alegrarnos por la otra persona (si es alegría "entre dientes" no vale... ), o simplemente la disfrutamos porque queremos, apreciamos o amamos a esa persona.

    Así, por ejemplo, en caso de que esa alegría sea de alguien muy querido (un padre por un hijo, por ejemplo) esa alegría podría ser orgullo paterno, no procede hablar de envidia sana, directamente diríamos orgullo de padre. Pero la emoción quizás es más difícil de definir si el lazo no es tan estrecho, y el afecto tan grande.

    Parece claro que sabemos diferenciar la envidia sana de la que no lo es... no obstante, dándole vueltas al tema, propongo darle el nombre a la envidia sana de:

    "Alegría refleja"

    ...aunque solo sea por el ejercicio, ya metidos en el ajo, de buscar una denominación que no parezca un oxímoron... ;) así, si me alegro por ti, no te envidio, simplemente participo de tu alegría, surgida en ti pero alegrándome yo también.

    ¿A alguien se le ocurre un término más apropiado...?

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    1. He estado pensando y si el problema se está centrando en el uso del lenguaje, pues, me he dirijamonos a la RAE.

      La acepción "pecaminosa" sería la primera: "Tristeza o pesar del bien ajeno."; sin embargo, si nos referimos a la segunda acepción: "Emulación, deseo de algo que no se posee." nos damos cuenta de que es una definición neutral y, si partimos de esta y le añadimos el matiz de "sana", pues resulta el sentimiento que tradicionalmente hemos querido expresar: alegría y querencia de lo mismo.

      Así que rectifico y pienso que quizás no sea necesario modificar el término.

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    2. Si señor, esto es hablar con propiedad y fundamentar un argumento... ;) Gracias y un abrazo.

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  4. Creo que gran parte de nuestra envidia se debe al consumismo, cuanto más tienes, mejor eres, lo que produce una envidia ajena y esa competición crea "la envidia ¿sana?, creo que es muy dificil encontrar el equilibrio en este pecado, por que hasta que punto puedes alegrarte con alguien y hasta que punto sentir envidia. a este tema se le puede sacar mucha punta. un abrazo

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    1. Cierto Paco, estoy contigo. La sociedad en la que vivimos no ayuda. Alimenta el riesgo de codicia y competencia. Si el otro tiene y yo no entonces siento que soy menos... Un enfoque desacertado y muy peligroso.

      Muchas gracias por el apunte y un fuerte abrazo.

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  5. Hola, también quisiera expresar mi inquietud sobre el término de "envidia sana". Como le llamarían a la siguiente situación: "Una mujer que siempre ha querido tener hijos, se embaraza pero pierde sus embarazos. Un día se entera que su cuñada está embarazada y este embarazo llega a buen término naciendo una hermosa niña. La mujer se alegra mucho por su cuñada y sobrina, pero también no puede evitar sentir que tiene sentimientos encontrados, por un lado está contenta pero también experimenta una “cierta” envidia. Ella no quiere quitarle la hija a su cuñada, pero si quiere tener un hijo también”. Espero sus comentarios. Gracias.

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    1. Hola Mª de los Ángeles, desde mi punto de vista yo entiendo, como tú, que hay dos sentimientos al mismo tiempo (no uno solo), en este caso encontrados, como bien apuntas.

      No tiene que ser envidia de ningún tipo, sino la alegría por el bien ajeno (llamada a veces "envidia sana"... como ya se ha discutido antes) pero al mismo tiempo el sentimiento de anhelo no cumplido...

      Gracias por tus comentarios y un abrazo.

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